lunes, 22 de febrero de 2010

Inclusión y enseñanza religiosa


‘¿Debe la educación preparar aptos competidores en el mercado laboral o formar hombres completos? ¿Ha de potenciar la autonomía de cada individuo, a menudo crítica y disidente, o la cohesión social? ¿Debe desarrollar la originalidad innovadora o mantener la identidad tradicional del grupo? ¿Atenderá a la eficacia práctica o apostará por el riesgo creador? ¿Reproducirá el orden existente o instruirá a los rebeldes que pueden derrocarlo? ¿Mantendrá una escrupulosa neutralidad ante la pluralidad de opciones ideológicas, religiosas, sexuales y otras diferentes formas de vida (drogas, televisión, polimorfismo estético) o se decantará por razonar lo preferible y proponer modelos de excelencia? ¿Pueden simultanearse todos estos objetivos o algunos de ellos resultan incompatibles?’

Fernando Savater,

(El valor de educar)

Y mientras leía yo estas sabias preguntas (porque sí, las preguntas también pueden ser sabias) pensaba en la paradoja a la que asistimos a diario, una escuela moderna que apuesta por el modelo inclusivo en el que todos son como son, y que se respeta la diferencia haciendo de ella una oportunidad y no un problema, en el que se alimenta la pluralidad y se identifica como el ingrediente principal del conocimiento y la cohesión social, y toda suerte de alabanzas fruto de una mirada renovada de la realidad que nos rodea… y puff de golpe me encuentro en un centro concertado religioso, en el que el culto, el rezo y por supuesto la filosofía es UNICA. Se entra y todos rezan, y se canta a la virgen y se celebra la liturgia en la capilla del cole, y no hay carnaval porque es fiesta pagana, y bajamos el miércoles de ceniza para ser ungidos… todos.
¿Dónde queda aquí la inclusión?, entonces pensé bueno, no es público… pero ¿en los centros concertados no deben preservarse el nuevo modelo que llega?
Por estas cosas de la asociación de ideas me ha venido a la mente la imagen de la “fabrica de alumnos” como crítica a la escuela que homogeniza a los que pasan por ella, trampas del inconsciente.

jueves, 11 de febrero de 2010

La aprendiz que se preguntaba cosas

Cuando comencé las prácticas me compré un cuadernito pequeño y coqueto con el que tenía pensado hacer una crónica a transcribir letra a letra en este Blogg, que me esta dando tanto (libertad para pensar, para escribir… y algún que otro dolor de cabeza)
Pero cuando releí lo que llevaba escrito el tercer día, me dí cuenta de que todo era demasiado… digamos intimo y personal como para ponerlo en la palestra. Por eso decidí que había que “mejorarlo” y le pasé un filtro para ser políticamente correcta que me dio como resultado un collar de perlas falsas.
Pero no quiero caer innecesariamente en la tentación de poner paños calientes y he decidido ser simplemente crítica desde el constructivismo, proponer lo que haría, verbalizar lo que no y destacar lo bueno que al fin y al cabo es de lo que se trata.

Creo mucho en la Educación Infantil, tanto como para ser APRENDIZ DE MAESTRA, por eso creo que ser maestra es un compromiso, como ya he dicho en alguna que otra ocasión, tanto con los alumnos que pasan por nuestras manos aquí y ahora como con todos aquellos que pasarán hasta el final de nuestra labor como docentes. Por esta alta estima que le tengo no me resulta fácil entender porque un centro con solera se empeña en mantener los mismos métodos que hace años, solo porque en su momento fueron buenos.
La Educación con mayúsculas es una ciencia y me resulta doloroso que el número de alumnos o la eficacia del método X desde hace décadas se conviertan es escusa para unos, escondite para otros y mordaza para los mas vanguardista o innovadores. Señores, seamos serios, la educación evoluciona y hacerlo con calidad requiere esfuerzo … no caigamos en la desidia de que ya esta todo hecho, porque muy al contrario esta TODO POR HACER